sábado, 25 de diciembre de 2010

La llegada de Papa Noel


Anoche el la radio no había tertulias deportivas, todas las emisoras ponían programas enlatados con los mejores momentos del año. Justo cuando Iniesta volvía a dar el mundial a España he escuchado la voz de mi madre dentro de mi oído:

- ¿Has sido bueno? Te han dejado muchos regalos en mi habitación. ¡Ven a verlos inmediatamente!

    Me he puesto muy nervioso. Mi primera intención ha sido irme de casa, pero no se me ocurría dónde ir. He llorado y, como un niño que cumple un castigo he seguido las órdenes de mi madre. He rociado de nuevo la mascarilla con ambientador de lavanda, aunque sabía que cuando abriera la puerta ya no serviría para nada. Llamé antes de entrar, y como todavía estaba medio dormido y todo era tan irreal no podría asegurarlo, pero me pareció escuchar varias voces que susurraban “Entra”, “no tengas miedo”, “Pasa, Pasa...”
    He cogido aire y he entrado, con la mano tanteaba la pared buscando el interruptor de la luz y no acertaba a encontrarlo, tenía la esperanza de que lo que se distinguía gracias a la luz del pasillo sería un juego engañoso de sombras y que las bombillas del techo me devolverían a la realidad.
    Encontré el interruptor y encendí la luz. Y la imagen era mucho más horrorosa a la luz de las bombillas del techo. Decenas de cadáveres podridos se amontonan encima de la cama de mi madre, algunos habían rodado hasta el suelo y hacían las veces de alfombra. He vomitado sobre la cabeza de uno que parece bastante reciente. Sólo le vi la cara amoratada un segundo antes de cubrirlo con un puré de comida china con salsa agridulce. Se parecía a Pedro el bailarín.

    2 comentarios:

    1. Muy dantesco todo, por lo menos para mi gusto. Hubiera preferido que volviera Iniesta... pero bien esta es la vida de Saturnio y no la mía.

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    2. Tanto mal olor no puede oler nada bien...algo oculta este Saturnio. Aunque lo mas intrigante es la tarjeta del Consum!! xD

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