martes, 7 de febrero de 2012

Me-ta-cri-la-to

El loro me insulta. Me llama "cobaaarde". Debió aprender en la tienda alguna palabra de más y al dueño se le olvidó comentármelo. Como siga así lo devuelvo.
La primera vez que lo escuché pensé que habría sido un lapsus, o mío porque ya no tengo muy buen oído y últimamente estoy muy nervioso, o suyo porque ofuscado ya por no ser capaz de pronunciar "me-ta-cri-la-to" había reunido unas sílabas al azar. Pero un día más tarde lo pronunciaba ya de manera continua, bien clarita y a mala leche, arrastrando la "a" para que me quedase bien clarito, "cobaaaarde". Ahora ya ni silba, ni dice "Hola", ni por supuesto "me-tra-qui... ¡joder!

1 comentario:

  1. Jorge, los loros siempre han tenido un sexto sentido y son la mar de desobedientes. Cuidado con él, pues promete agarrar el protagonismo de la historia.

    Buena continuación.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar