viernes, 12 de noviembre de 2010

Arengando a la tropa

Esta mañana Tito me ha llamado al despacho a primera hora, se encontraba mal y no vendría a trabajar.
Nacho tampoco ha venido, pero él no se molesta en llamar.

He tenido que repartir el trabajo entre los otros cuatro chavales, pero he intentado hacerles ver que no era necesario que trabajasen más para cumplir con todos los objetivos, que estos estaban basados en la búsqueda de un incremento continuo de la producción y una disminución progresiva de los gastos, y que, dada la coyuntura económica actual, el alcanzar dichos objetivos sería un acto sumamente insolidario.

Les he hablado también de la importancia de que no consuman todas sus energías durante la jornada laboral, sobretodo en un viernes, porque eso les condena a un fin de semana de ociosidad pasiva que no les permitiría crecer como personas, ni crear ni aportar nada realmente suyo a la sociedad, y que esa frustración iría haciendo mella en su carácter.

No sé hasta que punto ni de qué manera lo han asimilado, me han mirado con cara de póquer y se han retirado cuchicheando.

Intentaré convencerles uno a uno.

1 comentario:

  1. Usted tiene mucho arte que lo sepa. Y si no fuera porque sé que detrás de Saturnio se esconde otra persona, buscaría desesperadamente a Saturnio. Es todo un personaje, triste, pero personaje.
    Felicitacions.

    ResponderEliminar